Halasana

Postura del Arado

Extendido sobre la espalda en el suelo, con los brazos a lo largo del cuerpo, las palmas de las manos hacia abajo. Inspire.

 

Eleve ahora las piernas lentamente y sin doblarlas, hacia arriba. Cuando estén formando ángulo recto con el cuerpo, al tiempo que apoya las manos con fuerza en el suelo. Siga doblando el cuerpo hacia atrás hasta que la punta de los pies toque el suelo por encima, es decir, más allá de la cabeza.

 

Permanezca en esta posición de 5 a 15 segundos respirando tranquila y regularmente. A continuación doble el tronco un poco más, de modo que los pies lleguen un poco más lejos, manteniendo siempre las piernas rectas. Permanezca así otro 5 ó 10 segundos.

 

Entonces, si le es posible, procure alejar todavía más los pies de la cabeza, de modo que el cuerpo se apoye ahora sobre las vértebras cervicales. Conserve esta posición el tiempo que le sea posible, sin hacer un esfuerzo excesivo.

 

Después, para deshacer la postura, desenróllese suavemente hasta volver a la posición inicial. Relájese.

 

OBSERVACIONES: La duración total del ejercicio deberá ser de uno a cuatro minutos, evitando en absoluto el rebasar este tiempo. Se ejecuta una sola vez.

 

Efecto extraordinariamente saludable para toda la columna vertebral juntamente con la médula y los numerosos centros nerviosos que están en ella. Fuerte estímulo de la circulación sanguínea del cerebro. Incremente la actividad psíquica global y la agilidad física.